jueves, 8 de enero de 2009

En Bi Ci

Para iniciar el año, nada mejor que este post!!

Uno de mis recuerdos más gloriosos de la infancia fue cuando le pude dar a la bici sin rueditas. Mi madre me tenía una bici muy pequeña en la que no cabía casi, y por eso no lograba el equilibrio. Cuando probé con otra, más grande y adecuada, pude sentir el gran placer de equilibrarse y transportarse sobre dos ruedas.

Vivíamos frente a un parque, y la pequeña ciudad era muy adecuada para andar a madre a todos lados.

Luego llegó la secundaria, yo tenía una bici Schiwnn bien chida, pero era de mujer. Luego de conseguir una bici medio cross, la fui modificando, me encantaba ir comprándole partes nuevas y ponérselas yo mismo, ahí fueron mis pininos de "echar mecánica", varias veces le partí su madre.

Después, azul y hermosa, allá a mediados de los 90´s apareció mi primera bici de montaña, regalada en navidá.

En ella tuve una serie de vivencias y chingaderas, destacando la vez que traia un nintendo en su caja, a dos manos, y tuve que frenar cayendo de chingazo contra la banqueta de mi casa, al nintendo no le pasó absolutamente nada.

Luego, terminé la prepa y me largué a estudiar en la capital. Un tiempo después me llevé mi bici azul, y empecé a irme en ella a clases. Llegaba bien sudado siempre, pero muy despierto. Ahí empecé a tomarle afecto a los recorridos urbanos en bici.

Al conseguirme mi primera novia, era normal que la visitara todos los días en la bici (pinches camiones se cortan a las 8 y media, entonces, para quedarme más tiempo con ella, era la única), con eso desarrollé una condición bastante buena para los trechos medianos (calculo en unos 20 km el recorrido de ida y vuelta todos los días).

Ya cuando estaba por terminar con esta chavala, me puse un madrazo fenomenal en la bici, todo sucedió así:

Llegué en la noche a casa de unos amigos, que casualmente tenían fiesta, me embriagué sumariamente y ya necio se me puso irme en bici. En una bajada larga, el airecito contra mi cara me adormeció y MADRES!!! Alcanzé a darme cuenta de que chocaba contra la banqueta, y solo logré saltar sobre la bici, poniendome un megajodazo con toda la parte derecha del cuerpo. Como andaba pedísimo, nomás me solté riendo y me fui. En la subida por el centro me dice tamaño jotote vestido de mujer:

Jotote - Ayyyy ssshevame en los diablossss!!

Shell - Tas loco!!!

Jotote - Assshhh, yo tampoco te cosssshabaaaaahhhh!!!

Shell (todo adolorido) - JAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ!!!

Y escapé a madre.

Al día siguiente no me podía mover.


Por motivos varios, quedó en desuso la bici por algunos años, hasta que retomé esa sana costumbre, con una nueva bicicleta, ya había terminado la escuela y era un vago bueno pa nada.

Una novia me regaló una bici, la chica se fue del país y la bici me la robaron de la manera más pendeja...

Luego de un tiempo de vagote, empezó a irme mejor, conseguí unos trabajos eventuales que me permitieron comprar una nueva bici, María Mendoza, ella era negra y violenta, pero andaba rete a gusto en ella. La historia de cómo la escogí es misteriosa y poco creíble, y luego la postiaré.

En María Mendoza recuerdo dos golpes espectaculares, ambos relacionados con la ebriedad al volante:

1.- Andaba ya muy mal, me dio por agarrarme de la caja de la troca de un amigo que andaba igual. Al acelerar perdí el control de la bici y me puse santo putazo en el pavimento. Unas chicas preocupadas por mi salud se detuvieron y preguntaron que me pasó. "Nada, nada mashhh quiero decirlesss que no combinen la bicicleta con el alcohol." Y se fueron risa y risa. Esa vez fue harto divertida pq con el golpe se me bajó la borrachera y sin siquiera verme la ropa me fui a un bar a rockear y ponerme cruces invertidas en la frente con mi propia sangre (jajajaja).

2.- No andaba ni tan mal, un martes, pero unas cheves afectan los reflejos. En una bajada de rutina no supe reaccionar, frené y voltié el volante, la bici me lanzó sobre el costado izquierdo, tan bueno fue el chingazo que hasta la fecha no tengo sensibilidad en una partecita de la cadera izq. Esa fue graciosa además pq unas cuadras después un chota me marcó el alto, yo no le hice caso por venir con los audífonos puestos. se me cerró la patrulla, me hablaron en tono fuerte:

Chota - ¿Por qué no te paras?

Shell - Traigo puestos los audífonos y no te escucho, además me acabo de poner un putazo bien cabrón, me llamo tal y tal y vivo aquí a unas cuadras, ¿quieres ver mi credencial?

Ha de haber sido tal la cara de coraje y fastidio que puse, que mejor me dijeron que ya me fuera, sin decir nada más...

María Mendoza fue mi compañera en mi nueva etapa de trabajo, en ella iba y venía todos los días, hasta que fue infamente robada. Su sucesora, Roberta, era linda y bien curveada, pero ERA DE MUJER. A pesar de todo, fue una buena compañera en mi recuperación de cuando me fracturé una muñeca. Y luego también la robaron...

Total que hace unos meses estrené, por primera vez en más de diez años, otra bici de montaña, preciosa, también negra, a la cual nombré María Magdalena, y en ella me ha ido a toda madre, espero no ponerme ningún chingazo pq ya estoy viejito...

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Estoy loco, soy loco. Pero soy funcional, la máscara funciona.